La Tragedia griega presenta familias en conflicto por generaciones, porque con la sangre se hereda un destino, una maldición o una responsabilidad. Desde esta perspectiva, la sociedad es presentada no en un equilibrio estático, sino en una situación límite, en un proceso de continua construcción y ajuste de la relación entre los individuos y las instituciones de su cultura. En esa situación límite, la tensión se da entre la flexilibilidad que debe permitir la sociedad y la rigidez que debe imponer a los individuos para sobrevivir, sostenerse. Esta tensión se construye sobre la base de un sistema de polaridades, de oposiciones dicotómicas que en su lucha ponen en riesgo la seguridad del hombre fundada en el orden social: la inversión de roles sexuales, la alteración de relaciones familiares, la perversión de los ritos, la ambigüedad del uso de la lengua (que, en vez de comunicar, engaña) convergen en una inestabilidad.
Sófocles, Electra, Buenos Aires, Cántaro, 1999. Pág. 9
El orden social griego concibe la relación del hombre social con la divinidad y con la naturaleza. El rey es el punto de intersección donde se encuentran esos tres órdenes en un frágil equilibrio. Él preside la ciudad e impone la racionalidad del poder masculino, que reprime la fuerza del deseo natural, concentrada en la mujer. Esta represión del deseo garantiza el orden social, las normas, las leyes. Pero el poder puede cometer excesos y es lo femenino el poder latente que amenaza constantemente, controlándola, a la autoridad masculina. Y cuando el poder se corrompe o, soberbio, abusa de su autoridad, el grito femenino, con la fuerza de la naturaleza, lo acusa.
Sófocles, Electra, Buenos Aires, Cántaro, 1999. Pág. 140
La tensión trágica entre lo femenino y lo masculino, más que una oposición entre hombres y mujeres, es la polaridad entre razón y pasión, cultura y naturaleza salvaje, orden y desorden. Para el pueblo que mira desde las gradas de un teatro la puesta en escena de una tragedia, la historia privada de una familia gobernante es pertinente, es una cuestión de todos, porque esa historia tiene consecuencias para el pueblo dirigido por esa familia. Así, por ejemplo, Sófocles pone en escena en Edipo rey a una familia de reyes en la que un hijo mata a su padre (parricidio), se casa con su madre y tiene hijos con ella (incesto). Al quebrar los límites, al hacer lo prohibido por la sociedad y su cultura, Edipo se convierte en la causa de una peste que lo castiga destruyendo al pueblo que él gobierna. La tragedia se construye a partir de la transgresión, es un orden y un desorden a la vez: las transgresiones son juzgadas (por los personajes, por los dioses, por el público) como anormales desde una concepción del "deber ser" del mundo social.
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Anfiteatro griego |
Sófocles, Electra, Buenos Aires, Cántaro, 1999. Pág. 142
El poder es concebido como un espacio. Se dice que alguien "está en el poder", que se quiere "perpetuar en el poder" y que resiste y compite con grupos de oposición que se definen por no ocupar ese espacio y desearlo. Se habla de "excluidos", "exiliados", "marginados" y "proscritos", los que están fuera (o en el límite). El poderoso, para resistir y detener el avance de los que están fuera del poder, genera discursos (ideologías) para que los miembros de la sociedad los reproduzcan y, así, rechacen a los de afuera.
"Bárbaro" (...) significa "extranjero. La frontera de la polis griega separa el espacio de la tierra cultivada (trabajada por el hombre social, sedentario) del desierto y la montaña. Ese espacio exterior que rodea a la ciudad es visto desde esta como amenazante, capaz de penetrar, de mezclarse con la ciudadanía como un extranjero. El Otro puede tener una organización de mundo diferente y su penetración puede alterar el orden de lo penetrado. En los textos trágicos griegos, representados en una Atenas de organización democrática, el escenario muestra otras ciudades, gobernadas por reyes, tiranos o mujeres. El espectador ateniense sabe que las ciudades del escenario, del espectáculo (Argos, Micenas, Tebas) han sucumbido. Cuando la oposición entre el de afuera y el de adentro se desplaza al adentro, se produce entre los miembros de una misma ciudad, de una misma familia, de un mismo sistema, la autodestrucción es el fin seguro.
Sófocles, Electra, Buenos Aires, Cántaro, 1999. Pág. 144-145.
El error fatal que comete el poder derrocado en Electra es creer noticias traídas por extranjeros, hospedar a los narradores que vienen de afuera, ceder al deseo de escuchar una historia que lo complace.
El artista que trabaja con el lenguaje despliega en escena el poder que funda los cimientos del poder político: el poder del discurso. Los personajes de cuentos y novelas narran historias a otros personajes , los de textos teatrales componen, dirigen y representan tragedias o comedias. Relato en el relato, teatro en el teatro.
Sófocles, Electra, Buenos Aires, Cántaro, 1999. Pág. 146.
Los retóricos llaman a esta contradicción ("santo delito") oxymoron = "aguda necedad" y espigan en Sófocles cantidad de ejemplos. Pero tal tipo de antítesis no es en Sófocles mero juego verbal. Probablemente bajo la influencia del pensamiento heraclíteo, Sófocles concibe cada conflicto trágico como una coexistencia de opuestos...
Makiel, Lida de, Introducción al teatro de Sófocles, Barcelona, Paidós, 1983. Pág. 44